Perdonarse a uno mismo.
Ya
llevaba tiempo pensando en escribir este relato y el otro día viendo
Spiderman 3 al escuchar la frase “quizás lo más dificil de esta
vida sea perdonarse a uno mismo” algo en mi cerebro se encendió.
Y
por donde empezar, he cometido tantos errores en mi vida que sería
imposible escribirlos todos, puede ser que mi carácter, a veces un
tanto ambicioso, me haga revivir los errores cometidos en el pasado
para tenerlos presentes y que no olvidé que tengo que mejorar para
seguir adelante. Pero quizás sea ese mi talón de Aquiles, los
revivo tan a menudo que parece que he construido mi vida en torno a
mis errores.
Paradógicamente
lo que se suponía que me ayudaba a mejorar se ha convertido en mi
lacra personal que está evitando que pueda mirar hacia un futuro
mejor y me está encerrando en una jaula de la que no puedo escapar:
mi propia mente.
Por
eso hoy entierro aquí mis pecados, hoy dejo atrás vivir en el mundo
de los errores y me perdono por todo aquello en lo que fallé, los
goles que no metí, las personas a las que decepcioné, las chicas a
las que no besé, las veces que no supe pedir perdón, las personas a
las que por orgullo jamás volví a hablar, las decisiones erróneas
que tomé, las personas equivocadas a las que elegí querer, las
relaciones en las que no supe ver lo que falló, las veces en que por
miedo a pasarlo mal no me lancé, las personas que no supe cuidar,
las amistades que no supe regar...
Hoy
elijo dejarlo todo atrás, he aprendido de todo, es cierto, y sé que
soy mejor que ayer pero también sé que el camino que me espera es
largo y habrá días en los que se hará muy difícil, pero hoy, y
con el mundo de testigo, elijo vivir sin miedo a fallar, elijo ser
firme en mis pasos sin miedo a resbalar, hoy elijo dejar atrás lo
que un día no me dejó avanzar para conservar y fortalecer el regalo
más grande que me ha dejado el caminar: ser yo mismo.