¡Silencio por favor! Empieza la función.
¡Bienvenidos Todos al gran teatro que es la vida.!
Con esta sencilla frase debería empezar nuestras vidas.
Y es que ¿Quién no ha pensado nunca que la vida es como una larga, misteriosa y emocionante obra de teatro?
A lo largo de nuestra vida desarrollamos nuestra propia trama, nosotros escribimos el argumento de nuestras vidas, aunque sí que es cierto que hay ciertas premisas que quizás nos vengan ya impuestas por el director de nuestra obra y que por más que luchemos contra ellas puede que no podamos cambiar, pero solo sabremos que es imposible cambiarlas si luchamos con todas nuestras fuerzas.
Dejando a un lado el signo de nuestro destino, cosa que me gustaría tratar con más profundidad en otro de mis posts, quiero dedicarle especial mención a algo que he ido descubriendo con el paso del tiempo.
Puede que observes, con el paso de los años, que hay ciertos personajes que entran en escena y que permanecen tanto tiempo que empezamos a tomarlos por protagonistas, pero de repente van y desaparecen. Y nos dejan con una sensación de tristeza y vacío. No obstante, recordamos que pasaron por nuestras vidas para enseñarnos algo, su misión era ésa en nuestras vidas, darnos una lección para hacernos mejores y por eso se deben marchar, no tienen nada más que hacer por nosotros. Sé que es difícil dejar ir a las personas que quieres pero debemos buscar la razón por la que estuvieron con nosotros y seguir con el espectáculo.
Tanto para bien o para mal, estuvieron con nosotros, cumplieron la función que el director les ordenó y siguieron con su propia obra. Quizás hoy no entiendas porqué no están o porqué no podrían seguir aquí con nosotros, pero un viejo sabio dijo una vez: "La vida solo tiene sentido si conectas las escenas hacia atrás, sin embargo, hay que vivirla hacia delante.
"Show must go on" queridos amigos. Nunca lo olvidéis.
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