¿Qué harías si supieras que nada de lo que soñaste va a pasar, que no va a ocurrir aquello por lo que luchaste un día, qué harías si de repente todo se volviera gris y oscuro y las señales del destino estuvieran equivocadas?
Esto no es una historia más de las de chico conoce a chica, chico se enamora de chica, chico la pierde pero al final consigue enamorarla y vivir un cuento de hadas donde vivieron felices y comieron perdices, si buscas esa clase de historia ya puedes dejar de leer este ensayo.
Esta es la historia de un niño o de alguien que siempre tuvo una idea clara de lo que buscaba en una mujer, alguien aunque a veces se equivocase con algunas de sus decisiones siempre pensó qué era lo que quería para ser feliz. Todos soñamos algún día con nuestra mujer u hombre perfectos, él sin embargo ya la conocía, no personalmente, no físicamente, simplemente siempre supo que algún día la encontraría.
Un dia normal el caminaba sin rumbo fijo pues el destino así lo había querido, dando uno de sus paseos bajo una repentina niebla otoñal, la encontró tan perfecta como la había soñado, tan hermosa como siempre había esperado y entonces la recordó, esa chica llevaba acompañándolo desde siempre, esa imagen, esa sonrisa, esa mirada pícara de alguien que sabe que ejerce influencia sobre los hombres, esa chica inalcanzable a la que todos vuelven su cabeza al mirar. Y el empequeñeció, se quedó sin palabras al verla, tenia miedo incluso de ser incapaz de recrear su fugaz paso por su lado en su mente y no tener la habilidad para captar su belleza, ella era sencillamente la mujer que cualquier hombre desearía conquistar.
Pero la vida pocas veces es un campo de batalla y aunque a veces deseamos tanto una cosa por la que haríamos todo lo que está en nuestras manos, también es cierto que a veces, solo con querer es suficiente.
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